El bote de Botella

Increíble, anonadada me quedo.

Esta semana una gran noticia como cortina de humo, el fallecimiento del Sr. Botín y nos seguimos dejando llevar por desinformación contradictoria en diferentes medios y de distintos partidos, cosa desgraciadamente no poco habitual. Sin embargo estoy gratamente sorprendida por las novedades que se producen en el Ayuntamiento de Madrid.

Muy buena noticia la que nos informa que la actual alcaldesa no se va a presentar a las próximas elecciones municipales, ¿significará esto que ha llegado al final del bote?... con lo que a otros les gusta relamer. Al final no ha sido para tanto aunque sí que podemos llegar a pensar que pasará a la historia como el personaje interpretado por Lina Morgan que da nombre a todo su espectáculo. Todas las escenas protagonizadas por esta señora, se pueden calificar de nefastas, no hablo de la señora Morgan, por supuesto, magnifica actriz española que me ha hecho reir casi tanto como la Señora Alcaldesa. El sentimiento de vergüenza ajena es lo que más le ha acercado a la población, lástima que no haya conseguido remover ciertos estómagos, o quizá sí y por ello decide retirarse de la carrera de liderazgo municipal este personaje no electo y totalmente fuera de guión.

Aun así en tiempo record, se ha cosido para sí misma un traje precioso de hilo invisible que, por lo que se ve, sólo apreciamos los que no estamos junto a ella que lo único que demostramos es nuestro amor cuando le decimos que no nos representa ya que, cosas del destino, su familia, su sociedad y aquellos que gozan de su presencia no le demuestran ni un ápice de cariño cuando no la han querido o sabido aconsejar de cómo gestionar su papel y sus apariciones en público.

Menos mal que al menos, en un momento dado de su mandato en un acto de amor propio con gotas de cordura y una pizca de sentido común ha optado por dejarse querer por esta ciudad y al mismo tiempo le devuelva su amor a los habitantes de la misma para que dejemos de sentir vergüenza cada vez que intenta representar su forzado papel político.